martes, 14 de febrero de 2012

HEROES CERCANOS.

Por este blog, me gusta traer episodios heróicos y figuras históricas que nos hacen vibrar...y a veces "con orgullo de español".







En el facebook he encontrado una interesante página llamada: Los héroes olvidados



Entre sus muchas perlas he encontrado esta, de la que me hago eco, que nos recuerda aquel conflicto tan próximo, en todos los sentidos.





En la foto el puente viejo de Mostar, reconstruido y como estaba por aquellos días.








"HÉROES CERCANOS






Hoy les contaré la hazaña de unos hombres que estuvieron dispuestos a morir por defender al débil, al desamparado.



Una historia de héroes españoles que, como casi todas, permanece arrinconada en el olvido.



No sucedió hace siglos, ni la protagonizan los rudos arcabuceros y piqueros del Rey… Bueno, casi, en definitiva, son los mismos hombres, la vieja y fiel infantería.



La ciudad de Konjic está a unos cuarenta kilómetros de Sarajevo. Allí los musulmanes bosnios, que no eran unos santos, allí ningunos lo eran, allí nadie respetaba al contrario y todos cometían salvajadas inenarrables. Humanos al fin y al cabo con una metralleta en las manos.



Allí en la zona, la limpieza étnica la perpetraban los seguidores de Alá. Mujaidines de pañuelo verde en la cabeza, que arrasaban con los infieles, que crucificaban a los curas ortodoxos, que metían fuego a las iglesias… Igualito que los otros, pero con mucha menos propaganda.



Era Abril, apenas había puesto La Agrupación los pies en la zona de operaciones, pero ya desde el primer momento supimos que allí, no se había ido a rascarse la barriga, y que las bombas y los tiros, no sonaban igual que en las películas…La situación en los Balcanes, bueno, aquellos se desjarretaban a base de bien todos contra todos, serbios, croatas y musulmanes, todos bosnios y todos odiándose a muerte…



La columna de cascos azules españoles avanza hacia la ciudad de Konjic, ya se ven las primeras casas derruidas y se oyen cercanas, las detonaciones de las granadas y los rafagazos de fusil…De pronto, saliendo entre la humareda, el polvo y el humo, aparecen las figuras de ciento y pico civiles aterrorizados, son en su mayoría mujeres y niños croatas…Tras ellos, unas decenas de soldados de las milicias del HVO, protegen la retirada de los civiles, mientras los bombazos y los disparos empiezan a llover a su alrededor…



Los civiles se refugian en los costados de los blindados españoles, se arrojan bajo ellos implorando la protección de los soldados de La ONU…



Tras disparar sus últimos cartuchos defendiendo a su gente, los soldados croatas, llegan hasta los blindados, arrojan sus armas y se entregan a los cascos azules…



Detrás, disparando sobre los croatas que hay en el suelo, aparecen los combatientes de Alá… Son los “Cisnes Negros”, mujaidines que se han juramentado morir defendiendo el Islam. Tienen fama en toda Bosnia de sanguinarios y crueles. Son unos trescientos hombres, armados con fusiles de asalto, ametralladoras y los temibles RPG-7, capaces de abrir un BMR como una lata de sardinas…



Exigen de inmediato a los españoles, que entreguen a los civiles y a los soldados croatas y que se vayan…De lo contrario abrirán fuego y los matarán a todos…



El jefe de la columna española, cuatro BMRs y un VCZ de los zapadores, es un joven teniente de La Legión… Ordena a sus hombres desplegarse y a los tiradores de las “maquinas”, las temibles Browning de 12,7 milímetros, que apunten a los de los lanzagranadas…Pero son muchos los que les apuntan con ellos…



La tensión crece, las mujeres y los niños croatas lloran aterrorizados, los mujaidines gritan y enseñan los dientes, se pasan los dedos por el gaznate…



Todo el convoy español, tiene un solo pensamiento: No os los llevareis…Tendréis que matarnos a todos…



Desde el Cuartel General, al saberse la delicada situación de la columna, se le ordena al teniente que regrese…Que abandone a los civiles y que sin mirar atrás, se repliegue…



- ¡De aquí no se va ni Dios!...



La respuesta del teniente Monterde, para enmarcar en la Academia…



Y se pasa, por el forro las órdenes y se queda allí, cara a los mujaidines…





A estos al menos, no los vais a degollar…



Los mismos bosnios, impresionados y convencidos de que los españoles aquellos, están dispuestos a morir, y a matar, por aquella gente, se arrugan y envían emisarios…



No es lo mismo perseguir mujeres y niños que liarse a tiros con aquellos tíos de los blindados y la cara de pocos amigos, que ya les daban a los niños, sus raciones y sus chucherías…



Había algo noble y valiente en la actitud de aquellos soldados…



Moriremos matando…Parecían decir…Y llevaban razón…



Estoy seguro, de que aquel día de Abril, del año noventa y tres, si los de los pañuelos verdes se hubiesen echado adelante, se habrían encontrado con las viejas picas y los viejos arcabuces, con los viejos redaños de la leal infantería…Porque hubiese sido un deshonor y una vergüenza abandonar a aquellas madres y a sus hijos. Y así lo entendió el joven teniente Monterde y los hombres que salieron con él de patrulla.



No somos héroes, dijeron, solo hicimos nuestro deber, nuestra obligación…Dijeron…Para las doscientas personas que salvaron, y para mí, si lo son, héroes…Por supuesto olvidados. Y como tal les rindo el tributo que se merecen.



Por valientes, por humanos, por soldados.





A. Villegas Glez 13/2/12"


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